El gas comunal: la pesadilla de los jóvenes y adultos mayores en los sectores populares de Nueva Esparta

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La implementación de programas para la centralización de la recolección de bombonas de gas en las comunidades populares por parte de los consejos comunales o jefes de calle ha generado que adultos mayores o jóvenes tengan que levantarse a las 4 o 5 AM cada 15 o 30 días para entregar sus bombonas.

En ocasiones, tardan hasta 3 meses para lograr reemplazar el servicio en sus hogares, a pesar de las facilidades de entregar las mismas en espacios estratégicos para que sean trasladados a plantas de llenado. Los margariteños en ciertas poblaciones deben efectuar esfuerzos descomunales para cumplir a tiempo con las demandas impuestas por los representantes de la junta comunal.

«Tenemos que dormir muy mal, levantarnos de madrugada y arrastrar la bombona de gas hasta la casa de la persona encargada que se encuentra a 4 o 3 cuadras de donde vivo, lo que parece ilógico porque antes el camión iba hasta nuestras casas para hacer todo el proceso», dijo un adulto mayor en el municipio Gómez, en calidad de anonimato.

Asimismo, estos pagan aproximadamente 5 bolívares para adquirir la recarga de sus bombonas, es decir, menos de un dólar americano según la tasa de cambio del día de hoy. Muchas de estas personas rechazan este mecanismo, porque algunos padecen patologías que les impiden realizar grandes esfuerzos para alzar una bombona de gas hasta la parte trasera de su hogar.

«Tengo vecinos con problemas para poder caminar o que viven solos porque la migración los dejo en este estado, ya que sus hijos o familiares se fueron a buscar un mejor futuro y prácticamente quedaron en el abandono por muy loco que parezca, ¿Cómo una persona con problemas físicos o de salud carga dos bombonas de 18 kilos?», comentó ante La TV Calle Leonor García, habitante del municipio Marcano.

La leña se ha convertido en la alternativa en los días en que el gas doméstico desaparece

«En estos tiempos de crisis nos ha tocado subir a la montaña a buscar recursos para poder cocinar, desde comida hasta leña o troncos que nos permita preparar la comida, porque a veces no nos da tiempo de llevar las bombonas y el servicio de gas comunal no pasa por la casa desde hace años», dijo Jacinto, un ganadero de La Vecindad.

Jacinto tiene varios terrenos, los cuales se han convertido en sus métodos de supervivencia durante la llegada de la pandemia, ya que no posee los recursos suficientes para trasladarse a otros municipios o la aptitud necesaria para asumir responsabilidades laborales que les brinde nuevas oportunidades más allá del sector agrícola en su zona de confort.

Este ha tenido que retomar costumbres de los años 60 o 70, donde el sistema de vivencia de muchos margariteños estaba vinculado con la pesca, la recolección de hortalizas, la preparación de fogatas o agrupación de leña como un método crucial para atender a las necesidades alimenticias presentes en la Isla.

Todavía en la entidad insular existen hogares que, desde la llegada de la crisis del 2017, se han visto en el deber de retomar esta clase de costumbres que desaparecieron desde hace 30 o 50 años aproximadamente, siendo esta una situación similar a lo que ocurrió en su momento con el maíz pilado, posterior a la desaparición de la harina pan de los anaqueles venezolanos.

El gas comunal: la pesadilla de los jóvenes y adultos mayores en los sectores populares de Nueva Esparta
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Daniel Marín

Corresponsal del estado Nueva Esparta

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