Las variaciones de clima constante en la entidad insular ha desarrollado diferentes enfermedades y malestares generales que requieren exámenes, mientras que en los principales centros de atención primaria no disponen de los insumos suficientes para emplear pruebas a los margariteños, para así garantizarles el derecho a la salud.
Además, los niños, las niñas y los adultos mayores deben caminar largas distancias para poder acceder a espacios de atención primaria, donde se les garantice el acceso al derecho a la salud. Muchas de estas personas presentan casos de hipertensión o problemas de malestar general que no pueden ser tratados en sus comunidades por falta de espacios adecuados para abordarlo.
Por ello, las personas acuden a la medicina natural para poder solucionar sus cuadros de gripe, fiebre y dolor general. Por medio de las plantas y frutas que les permita reponer los componentes que por temas presupuestarios y falta de atención médica no se logran abordar.
Margariteños deben ir comunidades para poder recibir atención médica
«Nosotros esperamos casi 5 horas por un carrito o bus que nos pueda trasladar hasta la comunidad donde se encuentra el centro de salud, es lamentable en realidad que tengamos que caminar o que las personas mueran por no poder asistir a un lugar para atender a sus problemas», dijo Mario Velásquez, habitante de la población de El Maco.
Asimismo, miembros de la comunidad de La Vecindad, denuncian que el incremento de las lluvias ha empeorado el estado de las vías que estos emplean para desplazarse entre municipios para alcanzar espacios e instituciones donde se brinden respuestas a las necesidades que estas presentan.
El salario no alcanza para un examen de sangre
«Estuve averiguando cuánto salen unos exámenes de sangre cerca de donde vivo, me dijeron que necesito 30 dólares para poder realizar este tipo de chequeos, cuando mi salario es menor a 15 dólares», comentó Del Valle González ante La TV Calle.
González, teme que su futuro esté presentando ciertos grados de inestabilidad, además necesita de casi 3 salarios mínimos para poder abordar los costos que demanda un examen de sangre en la entidad insular. También, la señora González prefiere dar prioridades a sus jornadas de trabajo o la canasta alimentaria, que asistir a un lugar donde consiga chequear su estado de salud.