El Hospital Universitario Dr. Luis Razetti de Barcelona, estado Anzoátegui, es el principal centro de salud de la entidad y uno de los más importantes de Venezuela. Sin embargo, el virus llamado “crisis” que azota al país y que ha afectado varios recintos médicos a nivel nacional, hoy en día lo pone a agonizar sin que nadie se preocupe por salvarle la vida.
Caminar por algunos pasillos de este nosocomio, que también sirve como centro educativo para los estudiantes de Medicina de la Universidad de Oriente (UDO), es sentir cómo el sudor chorrea por el cuerpo debido a lo caluroso que es. Esto, porque los aires acondicionados de áreas como la emergencia no funcionan desde hace algunos años.
En la Unidad de Trauma Shock son varios los ventiladores que se encuentran girando su aspa para refrescar el cuerpo de aproximadamente cinco pacientes que se encuentran en esa zona, algunos incluso en estado de coma. En ese mismo lugar, una enfermera mantiene su escritorio alejado a pocos centímetros de una gotera producida por filtraciones en el techo.

Incremento de pacientes
Actualmente, el hospital Razetti ha tenido un incremento en el número de pacientes que buscan ser atendidos por un profesional de la salud, tras presentar alguna patología. No obstante, la actividad laboral en los últimos años se ha visto reducida por el déficit de personal. Así lo denunció el coordinador del Movimiento de Trabajadores de la Salud (Motrasalud), Edisson Hernández.
De acuerdo con Hernández, la sobrecarga de trabajo es una de las situaciones más fuertes que tienen que enfrentar. Y es que, según manifestó, de unos 5.000 trabajadores que se encuentran en nómina, unos 2.750 son los que están prestos para cumplir sus funciones. Pero no al 100%, pues hay quienes permanecen enfermos, otros de vacaciones, de permiso o reposo. También están los que fallecieron y los que migraron.
Pero los pocos que se encuentran laborando en el lugar, tampoco lo hacen en óptimas condiciones. Ejemplo de ello son los enfermeros, cuyo cuarto de descanso dispone de dos camas literas, un aire que no funciona desde hace un mes por falta de gas, varios estantes de archivos y un escritorio que sirve de comedor. Todo eso debe dar basto para las 10 a 15 personas que cumplen una guardia.
Otras que tampoco están muy contentas con las condiciones de trabajo son las señoras de mantenimiento. Así lo manifestó una de ellas, que prefirió omitir su nombre por temor a represalias pero cuya edad supera los 60 años. “Ay, mijo, mírame cómo estoy trabajando. No hay guantes, mira mis zapatos. Aquí no nos dan ni tapabocas. Hace tiempo me dieron ese y lo tengo que lavar para rehusarlo. Yo estoy saliendo del Covid, que me dio hace un mes”, expresó.
Pese a las innumerables quejas, el buen ánimo de los trabajadores no pasa por desapercibido en los pasillos por donde miles de enfermos transitan en busca de ayuda y esperando a un personal dispuesto a atenderlos, a pesar de que muchos de ellos al revisar su cuenta bancaria o hacer mercado, los 130 bolívares que dicen devengar no le alcanzará para llevar el sustento a su hogar.

En deuda con los trabajadores del Razetti
“Nosotros los trabajadores del Razetti estamos molestos porque no nos quieren pagar los uniformes. Tenemos tres años que no nos pagan y tienen ciertas deudas con nosotros que no se saben dónde están. La quincena la pagan cuando a ellos les da la gana. Cuando una va a comprar en los chinos le piden efectivo y si uno no tiene no hay nada. Yo le quisiera preguntar al ministro si él vive con Bs. 130, porque para qué alcanza eso”, expresó la asesorista Rosa Areinamo.
El deterioro del recinto hospitalario, que suma unos 53 años al servicio de la ciudadanía, no solo se reduce al área de emergencia sino que se expande por otros pisos. Esto se evidencia al transitar por el Banco de Sangre, específicamente en la parte donde se atienden a los voluntarios. Allí, desde el techo emanan aguas tanto blancas como negras, como si fuera lluvia con mal olor cayendo del cielo. Las mismas, dijo el coordinador de Motrasalud, provienen desde el piso 9.
En el piso 2 se encuentra el área de traumatología para hombres. No está en funcionamiento por el mismo problema de las filtraciones. Otra área que está inoperativa desde hace cinco años es la de Rayos X, donde años atrás funcionaban al menos 10 máquinas de alta tecnología y para julio de 2022, solo una está activa. La misma fue trasladada a emergencia. “Los pacientes deben llevar el celular para que se lleven la foto de su Rayos X, si no tienes celular, no te dan nada”, dijo Edisson Hernández.
En el Razetti las ansias de cambio son el clamor de los trabajadores, quienes solo piden que su ardua labor sea reconocida con el cumplimiento de la ley y el respeto a sus derechos. Son cientos de padres y madres de familias que ayudando al prójimo también se ayudan ellos mismos. Exigen que su buena fe sea retribuida con justicia, porque “el trabajador es digno de su salario, pero no un salario de miseria sino algo que les permita vivir dignamente”.





