La crisis en Venezuela se ha venido agravando. La situación limita los derechos de los venezolanos, entre estos el derecho a un salario digno o el acceso a la educación de calidad. Lamentablemente, los niños y adolescentes no escapan de ello. Pues, en las instituciones oficiales del estado Nueva Esparta, solo reciben legumbres en lugar de una alimentación balanceada.
En la actualidad, según el Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), una familia de cuatro personas requiere de 115,89 bolívares o 25 dólares, aproximadamente, para lograr cubrir la carga calórica necesaria de supervivencia a nivel semanal. Esto, abordando solamente el 60% de sus necesidades alimenticias.
Sin embargo, un venezolano promedio, cuyos ingresos mensuales dependan del salario mínimo establecido, no logra alcanzar la cifra de 1,90 dólares que fija el Banco Mundial para considerar la salida de situación de pobreza extrema en el campo de los ingresos.
Por ello, las familias en Venezuela presentan ciertas dificultades para sostener un buen ritmo de vida. La realidad es que los venezolanos suelen enfrentar distintas barreras para disfrutar de los tres platos de comida esenciales.
Esta situación, impide la asistencia de los niños y adolescentes con regularidad a las aulas de clases, el desarrollo de manera adecuada de los venezolanos al momento de la construcción del conocimiento científico y los índices de rendimiento se ven golpeados por la carencia de nutrientes en el cuerpo humano que sostenga a los afectados por esta política ineficaz del estado venezolano.
Proyectos alimenticios de las instituciones oficiales apoyan a los margariteños
Padres y representantes en Nueva Esparta han expresado en reiteradas oportunidades sus quejas por el sistema de alimentación que manejan en las instituciones oficiales. La misma únicamente les garantiza arroz y lentejas o caraotas a los miembros de la comunidad escolar.
“Hay niños que vienen al comedor a buscar este almuerzo como una forma de ayuda a sus familias porque no tienen para comer. Nos cuesta darles proteínas, o cada uno de los alimentos balanceados, porque lo único que nos entregan para cocinar es arroz y granos”, indicó Jackelin Rodríguez, la encargada del comedor de una escuela oficial en el municipio Tubores.
Rodríguez comentó con preocupación una realidad que invade a diversos jóvenes en la entidad insular. Los niños y adolescentes se vuelven dependientes de la comida que reciben en las escuelas o liceos porque no cuentan con los recursos suficientes para subsistir en medio de la crisis.
Asimismo, un conjunto de profesores de instituciones oficiales, en conversaciones con La Tv Calle en Nueva Esparta, expuso sus visiones.
“En un salón de 35 alumnos, 20 tienen dificultades para disponer de los tres platos de comida en su casa. En algunos casos, los estudiantes esperan la comida del comedor para tener algo que comer porque no tienen comida en sus hogares. Por su parte, otros abandonan sus estudios para empezar a trabajar”, dijo una profesora de primaria del municipio García.
Finalmente, el déficit presupuestario en Venezuela se ha ocupado de contribuir, de manera significativa, en la destrucción de las condiciones de vida digna de los margariteños y cada uno de los venezolanos. Pues, una parte de la población se mantiene en contextos paupérrimos de vida reflejados en ese 94,5% presentados por la ENCOVI 2021.