Durante esta Semana Santa, los temporadistas y residentes del estado Nueva Esparta tuvieron diversas dificultades para asistir al Parque Nacional Laguna de La Restinga, ubicado en el municipio Tubores.
Pues, los ciudadanos aseguran que se trata de un sector de la isla que, desde hace meses, ha quedado en soledad y afectado por el cierre masivo de restaurantes a la orilla de la playa.
La política de restricción impuesta por el Estado para la distribución de gasolina, el deterioro de las rutas y lo alejado que está este parque de la ciudad, limita que la fluidez de turistas se mantenga como hace algunos años atrás.
El Parque Nacional Laguna de La Restinga conforma la unión entre la parte oriental y occidental de la Isla de Margarita. Asimismo, posee un potencial ecológico debido a su variedad de manglares rojos, negros, blancos y el botoncillo que dan brillo al ecosistema que rodea esta zona.
También, cuenta con dos entradas para disfrutar de los 188,62 km² que constituyen este lugar. Una se ubica en el muelle, donde los botes fuera de borda trasladan a los turistas hasta la playa, y la otra está por la carretera de tierra, la cual conduce a los nativos hasta las rancherías y restaurantes.
El turismo ha venido desapareciendo en el Parque Nacional Laguna de La Restinga
“Cada vez nos sentimos más solos. Los turistas ya no vienen a este lugar y nuestras embarcaciones están paralizadas por falta de gasolina. Es muy raro cuando logramos vender algo durante el día. Pues, la mayoría de las veces tengo que llevarme los baldes de ostras nuevamente a mi hogar sin ningún tipo de ingreso en mi bolsillo”, contó la señora Chita, quien tiene mas de 50 años en la venta de productos marinos en La Restinga.
Al mismo tiempo, expresó su preocupación por la carencia de combustible para realizar sus jornadas diarias de pesca. “Desde que empezó a limitarse la distribución de gasolina, en este lugar, las personas han dejado de venir. Nuestros esposos ya no pueden salir a pescar y los precios de las cosas han aumentado”, dijo la ciudadana.
Lamentablemente, se trata de un sector de la isla con alto potencial turístico que, durante esta temporada vacacional, sufrió las consecuencias de la crisis del país. En consecuencia, recorrer este parque implica observar rancherías solas, restaurantes cerrados y una cantidad inmensa de toldos vacíos con menos de 10 turistas.
El turismo ha formado parte de este conjunto de alternativas para la población en Nueva Esparta como medio de sobrevivencia ante la crisis. Pero, desde la imposición de ciertas políticas, hasta las ventas de ostras se han visto golpeadas, cerrando las oportunidades de los margariteños para sostener un buen ritmo de vida.
Toldos vacíos y soledad
En la actualidad, son muy pocas las personas que cuentan con los recursos para trasladarse hasta este punto del Caribe. Todo esto producto de los bajos ingresos de cualquier núcleo familiar en Venezuela.
“Una docena de ostras cuesta un dólar, un paseo para cinco personas en lancha, que siempre ha sido nuestro mayor atractivo, maneja un costo de treinta dólares. Si te soy sincera, nosotros hacemos milagros para sobrevivir de este lado de la isla”, afirmó una ciudadana comerciante de ostras en el Parque Nacional Laguna de La Restinga.
Esta clase de escenarios son los que invaden la vida de una familia en esta área de la Isla de Margarita. Pues, dependen del turismo y solicitan a las autoridades regionales o nacionales que inviertan en la recuperación de este sector productivo.
Finalmente, un grupo grande de habitantes de esta área se califican como “desplazados” de la Isla de Margarita. Afirman que, desde la llegada de la pandemia, su situación ha empeorado en el campo del turismo y su única compañía ha sido la soledad.


