Llegó la Semana Santa y los trabajadores tachirenses siguen viviendo un verdadero viacrucis. Así lo hicieron saber los distintos gremios del estado Táchira que se reunieron para conmemorar la semana mayor con una simulación del viacrucis vivido por Jesucristo.
La actividad se desarrolló por las avenidas y calles de San Cristóbal donde se leyó, en cada una de las estaciones, un problema que afecta a los trabajadores de los entes públicos.
Aprovechan la Semana Santa para evidenciar el viacrucis de los trabajadores
Desde las afueras del Inpsasel, una de las primeras estaciones, el representante general de los trabajadores tachirenses, Miguel Ochoa, expuso las inconformidades. Manifestó que «los trabajadores están siendo sometidos a vejaciones salariales, malos tratos por parte del Estado venezolano y violación de sus Derechos Humanos».
Pues, según su consideración, quien antes tenía un trabajo estable podía comprarse un carro o adquirir una vivienda. Pero, ahora «solo nos alcanza para cubrir el 10% de la cesta básica y eso cuando no suben los precios».
Según estimaciones de la OIT, Venezuela es uno de los países con las peores condiciones laborales, con un salario cercano a los índices de extrema pobreza, y con un seguro social que no responde a las necesidades de los obreros. Cabe destacar que, a pesar de las carencias, según cálculos de ONG especializadas en el tema de defensa de trabajadores, hay más de 3 millones de empleados públicos que estarían en los índices de pobreza extrema. Esto, ya que ganarían menos de un dólar al mes.
Sin respuestas
El Estado venezolano ha hecho caso omiso a las constantes recomendaciones por parte de la OIT, donde se les exigen mejores condiciones laborales. Hace poco Nicolás Maduro aumentó el salario a 130 bolívares lo que, a consideración del agremiado Gerardo Carrero, es una burla más por parte de un Estado desconectado de la realidad del país. Sobre todo del Táchira, donde se gasta y se compra todo en pesos colombianos.
La situación del trabajador tachirense se ha agravado ahora con la falta de servicios básicos. Los constantes cortes de luz afectan las jornadas laborales, además de la falta de combustible que azota desde hace años a la región.
«El trabajador tachirense o come o paga pasaje, porque solo en transporte se le va más de la mitad del sueldo», aseveró Miguel Ochoa. Además, explicó que no se cumple con el pago de los bonos que por ser zona de frontera le corresponde por ley a maestros.