Madres se ven obligadas a cruzar la frontera para poder vacunar a sus hijos

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Según datos de la Organización Mundial de la Salud y de UNICEF, la pandemia de COVID-19 ha causado un importante retroceso en la vacunación infantil en todo el mundo. En Venezuela, muchas madres se ven obligadas a cruzar la frontera para lograr vacunar a sus hijos.

De acuerdo con los datos de las instituciones mencionadas, en 2020, alrededor de 23 millones de niños y niñas no recibieron sus vacunas básicas, lo cual representa un 3,7 millones más que en 2019.

Si cada niño recibe sus vacunas a tiempo podrían salvarse millones de vidas en el mundo. Por ello y para contribuir con esta meta, UNICEF, junto con OPS, y en coordinación con las autoridades del país, apoya el programa nacional de inmunización a través de la compra y distribución de vacunas. Esto, sumado al fortalecimiento de la cadena de frío para garantizar que las vacunas se conserven a temperaturas correctas.

Sin embargo, en los estados andinos de Venezuela, especialmente en el Táchira, estas vacunas se han convertido en una preocupación más para las madres. Sobre todo, en medio de la crisis humanitaria compleja que atraviesa Venezuela.

La travesía de las madres para vacunar a sus hijos

“Yo iba a vacunar a mi niño de 5 meses en San Cristóbal, pero no conseguí las vacunas ni en el hospital ni en los ambulatorios. Solo las conseguí en jornadas médicas y tenía que pagar más de 200 mil pesos para poder entrar en la lista. Por eso, una conocida me recomendó cruzar la frontera y vacunar a mi hijo en Cúcuta. Allí apoyan las organizaciones internacionales”, aseguró Luisa Fernández, madre tachirense.

No obstante, en Venezuela, UNICEF apoya los esfuerzos del país con la provisión de las vacunas BCG, Polio Inyectable/Polio Oral, Fiebre Amarilla, Toxoide Diftérico-Tetánica, SRP (Sarampión, Rubéola y Parotiditis), y Pentavalente (esta incluye difteria, tosferina, tétano, hepatitis B pediátrica, y Haemophilus Influenza tipo B).

No obstante, es mucho más accesible para los ciudadanos ir por estas vacunas al vecino país. Pues, según declaraciones, se sienten más seguros cuando este material es manejado directamente por las organizaciones y no pasa por las manos de las autoridades venezolanas.

“Me siento más segura con ponérselas en Cúcuta. En Venezuela se va todos los días la luz y no nos da seguridad si estas vacunas son resguardadas y cuidadas como deben ser. Además, lastimosamente perdimos toda confianza en las autoridades de nuestro país. Fácilmente pueden convertir estas ayudas en un negocio, o hacer su acceso más complicado”, aseguró Fernández.

Madres se ven obligadas a cruzar la frontera para poder vacunar a sus hijos

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