Los habitantes de la comunidad de Altagracia, municipio Gómez en Nueva Esparta, denuncian que llevan 3 meses sin señal telefónica. Esta situación ha dejado incomunicado a miles de usuarios de la empresa Movilnet y Digitel, quienes presentan impedimentos para efectuar llamadas o enviar mensajes.
María Castañeda, habitante de la zona, señaló que desde diciembre no cuenta con servicio telefónico y sus hijos deben trasladarse a otro municipio para conseguir hacer sus tareas. “Nos sentimos aislados y nos enteramos de las cosas 5 días o hasta una semana después”, dijo. Por ende, se crean vacíos informativos en las comunidades que limitan el desenvolvimiento del ciudadano dentro de la sociedad.
También, Raúl Gerardo, trabajador independiente, comentó que «en diciembre se nos fue la señal porque según se dañaron las repetidoras de señal en las antenas. Hemos hecho diferentes reportes y llamados a las autoridades pero nadie nos brinda una respuesta a esta grave problemática».
Altagracia: Cada vez más aislada
La comunidad de Altagracia es uno de los sectores de la Isla de Margarita con mayor población. A pesar de las condiciones precarias que enfrentan diversos sectores del país, esta área de la región insular ha logrado avanzar más allá de la ruralidad.
Sin embargo, los habitantes observan que existen más limitantes que ventajas en su rutina diaria dentro de este punto del estado Nueva Esparta.
Lo jóvenes, cuya edad promedio es de 15 y 25 años, se ven afectados al instante de avanzar con sus estudios. Los locales y comercios presentan constantes fallas en los servicios de punto de venta. Incluso, muchas veces tienen que cerrar o ingeniárselas con medios alternos para la percepción de ganancias que sean de fácil acceso a la población.
Por otro lado, muchos de los habitantes señalaron sus preocupaciones. “Tenemos un miedo muy grande en nuestros hogares. No sabemos si se nos presenta una emergencia y, por estar sin señal en el teléfono, no podemos llamar a una ambulancia o algún vecino para que nos tienda una mano”, relató una vecina.
Pues, la falta de señal restringe de manera indirecta las posibilidades de comunicación entre los habitantes, el acceso a información veraz o el desarrollo digno en la sociedad.
Vivir sin señal “ha costado muy caro”
Dioniiso Díaz, habitante del pueblo de Altagracia, padre de familia y trabajador independiente, indicó que “gran parte de nuestros ingresos se van en paquetes de datos o el servicio de internet privado. Pues son los que a veces funcionan en lugares estratégicos. Aunque en otros casos debemos pagar a terceros para que nos investiguen”.
Por ello, para disfrutar del derecho al acceso al internet, tienen que hacer grandes inversiones monetarias o correr grandes riesgos al caminar por la calle en búsqueda de señal. Además, sus ingresos mensuales o semanales no logran cubrir la demanda que trae consigo este ritmo de vida. Esto último, genera consecuencias lamentables para la formación de personas en su derecho a la información sobre temas básicos de la sociedad.
La paralización del sector comercial, en algunas ocasiones, es por la falta de recursos que permitan costear una red de internet privada que les garantice un desempeño óptimo en sus locales.
Pues, por la falla constante de señal, hay restricciones en el desarrollo de las transacciones financieras entre el consumidor y el comerciante. Por ende, deben acudir al sector privado para conseguir un buen servicio de internet. Sin embargo, las tarifas de estos descapitalizan a muchos negocios que solamente buscan gozar de un derecho humano que debería estar brindado por el Estado.