Poco a poco los cortes eléctricos han afectado la economía tachirense. Se han ido convirtiendo en parte de la rutina de los ciudadanos. Incluso, en un momento, los cortes del servicio se normalizaron tanto que hasta tenían horario fijo y la ciudadanía debía coordinar sus responsabilidades y necesidades partiendo de ello.
Hace unos meses este mal desapareció por un tiempo. Todo, debido a un período de demagogia política que, por un corto tiempo, hizo creer posible la normalidad. Sin embargo, con el tiempo quedó claro que estas ilusorias mejorías quedarían sepultadas por la ingobernabilidad. Esta última, característica típica del régimen de facto y su escaso, o prácticamente nulo, Estado de derecho.
“No es necesario, es obligatorio tener mínimo una planta eléctrica y un contacto en las bombas de gasolina. Desde la electricidad hasta la gasolina se han convertido en una lucha diaria”, comentó Alexis Colmenares, comerciante de barrio obrero. “
Además de eso, comentó que con “la electricidad falla todo. Las neveras, los semáforos, se producen choques, no pasan los puntos, no hay internet, una cadena de desastres que afecta nuestros ingresos”.
Economía tachirense en riesgo
La energía eléctrica es estratégica para el desarrollo de toda economía. Por ello, los grandes gremios y cámaras de comercio y servicios han advertido por años sobre el grave impacto que tienen los apagones en la ya mermada economía venezolana.
Incluso, para el año 2019, la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras) informó que cada día de “asueto” por apagones le cuesta al país 200 millones de dólares en productividad.
No obstante, esta realidad se volvió tan repetitiva que los venezolanos, y especialmente los tachirenses, la normalizaron y aprendieron a vivir con ella sorteando el día a día. Todo, en medio de colas para la gasolina y estrepitosas plantas eléctricas en cada esquina de la ciudad.
Actualmente, no se tiene claro un cálculo del impacto directo que tienen estas fallas del suministro eléctrico en la economía tachirense. Pero, lo que sí se sabe es que cada comerciante vive en la angustia de mantener sus productos y buscar la forma de venderlos en medio de la crisis eléctrica.