Los niños de Nueva Esparta prefieren abandonar la escuela para empezar a trabajar de manera informal como pastores de las ovejas y vacas. Pues, gracias a estas alternativas laborales pueden sobrevivir en la Isla de Margarita ante la crisis humanitaria compleja que afecta a diversos sectores.
Transitar por las comunidades del estado implica observar cómo los niños y adolescentes se dedican a la supervisión de ganado entre municipios. A través de estas acciones perciben el dinero suficiente para lograr costear sus necesidades y las de sus familiares ante la hiperinflación venezolana.
Cada instante se merman más las oportunidades para los niños de Nueva Esparta, sobre todo entre los 10 y 17 años. Ellos, principalmente, prefieren migrar al sector laboral con empleos informales para poder subsistir.
El abandono escolar se incrementa. Uno de los argumentos utilizados para desertar es que “estudiar no nos va dar los mismos frutos monetarios que nos permite la cría del ganado mensual”. Lamentablemente, esta es la posición de muchos neoespartanos que evitan el camino hacia un título profesional.
La juventud y los niños de Nueva Esparta: con múltiples problemas
A través de una encuesta realizada por el equipo de La Tv Calle, en un recorrido por el municipio Marcano, Mariño, García y Díaz, se constató que los niños, niñas y adolescentes en la isla dejan de asistir la escuela. Esto, por la falta de comida en sus hogares o la falta de recursos escolares.
Juan Cabrera, un joven de 18 años de la Galera, municipio Marcano, narró su realidad. “A los 16 años de edad y con la llegada de la pandemia tuve que abandonar mis estudios de 4to año de bachillerato. Mis papas están desempleados y tenía que salir a buscar trabajo”, contó. Cabrera se encarga, junto a otros jóvenes, de la cría de borregos y ovejas en La Galera.
También, niños de comunidades de pescadores en Juan Griego indicaron durante el volanteo informativo en este sector que abandonaron sus estudios de primaria y bachillerato. Incluso señalaron que desde la llegada de la pandemia todo ha resultado más difícil. Pues, no cuentan con ayuda de algún asesor y en algunos casos sus familiares son analfabetas.
Además, algunas niñas expresaron con tristeza que “nuestras condiciones de vida no están dadas para estudiar. Vivimos bajo mucho estrés porque casi nunca tenemos qué comer”. Esto demuestra la influencia, a nivel psicológico, que ha tenido la crisis en los jóvenes que viven en un continuo cuadro de estrés.
La pérdida de valor de la academia ha impulsado a la deserción estudiantil
Hay colegios oficiales en Nueva Esparta que cuentan con una matrícula de 30 estudiantes y desde la llegada de la pandemia sus maestras han registrado un promedio de asistencia de 10 o 15 estudiantes. Algunos han sido retirados por la situación económica del país. Otros simplemente deciden dejar de estudiar porque no entienden las clases y se sienten solos.
La mayoría de los estudiantes decide, al llegar a quinto o sexto grado, abandonar sus estudios porque no tiene el apoyo suficiente para continuar. Al mismo tiempo, emprenden su camino laboral desde temprana edad.
En consecuencia, la academia en la entidad insular ha tenido una pérdida significativa de valor. Las condiciones de un sistema educativo idóneo han ido desapareciendo y la crisis humanitaria compleja ha impulsado a los jóvenes a dejar de avanzar en su camino profesional.
Por si parte, los padres de estos jóvenes y niños de Nueva Esparta solicitan a las autoridades políticas públicas que apoyen a sus hijos con los estudios. Afirman que con los programas sociales existentes no se ha logrado nada en el sector educativo hasta ahora. Solamente, se obtuvo abandono escolar y una falla inmensa al garantizar el derecho a la educación en los sectores populares de esta entidad.